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¿PORQUE NO ESTÁ ASISTIENDO LA GENTE A LAS IGLESIA? por Pastor Samuel Vázquez S.

¿Porque no está asistiendo la gente a la iglesia?

Estos inéditos tiempos del COVID-19, están sacando a la luz ciertos fenómenos de la vida eclesiástica, que no habíamos vivido en tiempos recientes que de alguna manera atentan contra el cuerpo de Cristo.

Apenas empezaban muchas congregaciones a reponerse del golpe que recibieron cuando el gobierno mexicano federal, los estatales y municipales declararon hace casi dos años que asistir a la iglesia no era algo esencial para la vida de las personas. Ya se habían perdido o alejado los que se contabilizaron en los primeros casi dos años, que no se conectaron a ninguna plataforma, o que de plano desertaron de la asistencia cuando se abrieron los templos, cuando llegó el trancazo de la variante del virus llamada ómicron.

Y otra vez se les movió el piso a las iglesias. Aunque no tan mortal esta variante, no inofensiva porque si mata gente, pero si es más contagiosa. Familias enteras se contagiaron inmediatamente del virus. Los números de contagios posteriores a las celebraciones de fin de año se elevaron alarmantemente. ¿Porque no decirlo? Se bajo la guardia de la previsión y de los cuidados. Nos sentimos inmunes al virus, tratamos de volver a la normalidad pre pandemia y los resultados son del todo conocidos. Altos contagios, hospitalización a algunos y también algunos fallecidos.

¿ Y quien está pagando los platos rotos? Nuevamente la iglesia. Algunos que no se fueron en los primeros dos años de pandemia, ahora se están retirando. Aprovechándo el momento. Las imágenes de las fotografías de iglesias en las redes sociales no mienten, tampoco los números de los conectados las transmisiones. Cada vez menos son los que se conectan a las transmisiones.

Todavía más notorio que antes es que la gente está haciendo su vida normal, va al supermercado sin restricciones, los lugares vacacionales abiertos al cien por ciento, las plazas comerciales también, los eventos públicos ya se normalizaron, actividades multitudinarias de la misma manera, los aviones y autobuses llenos, ahí si no hay sana distancia. Las escuelas ya abrieron o están proceso de hacerlo. De hecho los mismos líderes de los comerciantes organizados en cámaras dicen que la economía no aguanta otro confinamiento. Incluso el gobierno mismo minimiza la situación. Todo normal, menos la iglesia.
Y aquí viene lo raro, lo extraño, la gente puede ir a todo lugar y en cualquier momento, menos a la iglesia. Que lo digan los extraños, el gobierno, pero que lo practiquen los cristianos, ya es otra cosa.

¿Qué pasa en la mente de las personas y de familias enteras para ya no regresar a su iglesia? Lo primero es el pleno convencimiento de que no es esencial para su vida congregarse. No necesitan la comunión con los hermanos. Algunos están viviendo de tal manera, que cuando quieren y tienen tiempo de escuchar algo de Dios, escogen a la carta a quien quieren oír y se conectan. Así eluden el compromiso de asistir regularmente a la iglesia, les queda más tiempo de “calidad” para los suyos. Otra idea que creo es que piensan que así no tienen que asumir alguna responsabilidad ni compromiso espiritual de buscar a Dios y congregarse frecuentemente, moral de hacer el bien y hasta evaden el compromiso de la mayordomía cristiana.

Creo que lo que espera a esta generación que por este motivo se aparta de Dios y de la iglesia es una vida muerta espiritualmente, en el fracaso en muchos sentidos. No puede dejarles algo bueno esta corriente materialista que ha determinado sacar a Dios y a la iglesia de su vida.
Viene a mi mente las palabras de Señor cuando el profeta Samuel se sintió mal porque el pueblo había pedido rey, y creyó que a él lo estaban desechando, y Dios le dice en 1 Samuel 8:7 “Y dijo Jehová a Samuel: Oye la voz del pueblo en todo lo que te digan; porque no te han desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no reine sobre ellos”. Es a Dios a quien desechan de sus vidas.

Así como no sabemos el futuro, no creo que sepamos hasta donde va a parar esto. Cuantos más se van a ausentar, ni si quedarán unos pocos de un remanente fiel y los pastores. Quizá algunos siervos de Dios decidan cerrar sus locales ante la falta de respuesta de la gente. El Señor nos guarde.
Anoche escuchaba decir al C.P. Agur Mendicuti en la conferencia “Reactivación Económica Post Pandemia”, en la reunión mensual de la Comunidad Evangélica de Yucatán “la misión de la iglesia no está en cuarentena, la iglesia es y seguirá siendo la estrategia de Dios para el extendimiento del reino, y debe seguir ganando almas para el reino de los cielos”.

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